A veces, cuando estamos en una calesita y nos sacudimos o giramos con velocidad, quedamos aturdidos y sentimos que vamos a caer. Esto se debe a que el oído interno se agita y le cuesta restablecer el equilibrio.
Los movimientos del mar molestan al oído y nos descomponen.
En el auto, cuando no vemos la ruta y hay muchas curvas en el camino, el oído se perturba y nos mareamos.
Si no, podemos caer.
Los oídos son preciosos.
Hay que cuidarlos y no introducir ningún elemento que pueda dañarlos, sobre todo objetos puntiagudos.
Ante el riesgo de caernos, también es el oído interno el que previene al cerebro para que realicemos los movimientos correctos.
El cerebro dirige todo lo que hacemos.
Fuente: COLAZO, Pablo Daniel. Colección Quiero Saber: Los 5 sentidos. Buenos Aires: Arte Gráfico Editorial Argentino, 2012.
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