Algunos olores son agradables como el de las flores; otros, desagradables como el humo de los caños de escape de los autos o el de la basura que se descompone.
Y cada una siente los olores de manera diferente.
Algunos olores provocan hambre, como el de las medialunas recién horneadas. Otros dan náuseas, como el de la basura.
Reconocer los olores nos permite reaccionar: el olor a gas o a quemado nos advierte que hay peligro.
Sólo por el olor, con los ojos vendados, podemos reconocer un pollo recién salido del horno o un chocolate caliente.
Gracias a la nariz, nos damos cuenta de si un alimento puede comerse o no.
Si el pescado tiene mal olor, no debemos comerlo.
Fuente: COLAZO, Pablo Daniel. Colección Quiero Saber: Los 5 sentidos. Buenos Aires: Arte Gráfico Editorial Argentino, 2012.
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